* Gustavo Antonio
Rangel
Periodista Católico de la Diócesis de Teotihuacán.
La comunicación
en el seno familiar juega un papel vital que demanda observar las normas
morales de decencia, tolerancia y respeto a la protección de valores
fundamentales de sus integrantes.
La
familia mexicana es una fundamental realidad humana que hoy está en peligro y
es amenazada constantemente por la postmodernidad.
El
problema más candente en esta institución, entre otros aspectos, es la falta de
comunicación, debido a que no se práctica el diálogo, la sana relación y el
amor, que en consecuencia origina la desunión de los padres o de los hijos, que
los lleva a imitar tendencias culturales que “aparentan” ser de primer
mundo.
Para algunos, la necesidad de vivir en pareja,
o bien, ser Padre y Madre resulta en ocasiones complicado para llevar a cabo un
diálogo con sus familiares, y puede ser porque el consanguíneo no está
totalmente convencido de lo que busca y del rol que desempeña en el seno de la
familia.
También, porque hombre o mujer, siempre desea
imponer su punto de vista y asume una actitud tendenciosa unilateral. Entonces,
esto nos lleva a reflexionar y decimos que no se comparte el mismo fin.
Por lo tanto, se deberá explicar inmediatamente
al indicad@, cuáles son sus responsabilidades para mejorar
la comunicación y el bien común familiar.
Para evitar el derrumbe del amor en la familia
y la desintegración, debemos observar con atención los factores que interpelan
las conductas en la vida de pareja y la relación entre padres e
hijos.
Por ello, se deberá encarar los problemas con
el diálogo sereno y buscar limar asperezas; platicar lo que pensamos e
intercambiar sentimientos de honestidad en la relación; y en consecuencia,
todos los miembros de la familia mexicana -que
viven bajo un mismo techo-, deberán promover las relaciones de ida y
vuelta; es decir, entre Padre-Madre, Padre-Hijo, Madre-Hijo, Padre-Hija,
Madre-Hija, Hermano-Herman@.
Esto aplica para los hijos, aún después de
contraer nupcias; y en nuestras manos esta propiciar la crítica sana –constructiva-, y respetar los gustos,
deseos, creencias, tendencia sexual y opiniones de los demás familiares, sin
afectar la dignidad de algún integrante en el seno familiar.
En cuanto a la sociedad, se deberá reconocer el
derecho de cada una de las familias mexicanas a vivir la vida pública y privada
como mejor le plazca, -digamos-, esto
es, hasta cierto punto aceptable, siempre y cuando observe las normas morales
de decencia, tolerancia y respeto a la protección de valores fundamentales que
demanda la animación familiar.
Por lo anterior, lo que no se vale es que por
nuestro orgullo, conducta e ignorancia, llevemos de la mano a nuestros
familiares a una situación de maltrato, violación, abuso sexual, orfandad
parcial o total, así como, el abandono de los adultos mayores en la vía pública
o en instituciones sociales.
De ahí que un efecto de la comunicación familiar
-en su rol social-, es evitar
conductas más o menos escandalosas de sus integrantes; es decir, no debemos
confundir la libertad con el libertinaje.
Recordemos: de tiempo en tiempo a nivel
mundial, vienen épocas en que las costumbres se desenfrenan y la que vivimos es
una de ellas.
Sin embargo, para un mal siempre hay un bien, y
esto se origina a través del diálogo.
La palabra se le dio al hombre para que pudiera
entenderse y comunicarse con sus semejantes; es decir, en familia y en
sociedad.
En la Babel que vivimos, nos demanda fortalecer
los valores éticos y morales, reavivar la conciencia y la razón.
Por lo tanto, la familia mexicana -al interior-, necesita de alimentar la
solidaridad, la generosidad, compartir el pan en conjunto, regalar más tiempo a
la espos@, al hijo, a la hija, al Padre o Madre, y así
conocer sus inquietudes y necesidades.
No obstante, la dimensión familiar en la
actualidad es compleja por las múltiples
ocupaciones de sus miembros-, y queda claro que no es fácil llevar a cabo
la comunicación en la familia.
Por ello, se debe tomar en serio el papel que
juega cada integrante de la familia; esto nos lleva a modificar nuestro punto
de vista, por un lado, al interior del núcleo, y por otro, a valorar su función
en la sociedad. Así como, de lo que percibimos a través de los medios escritos
y electrónicos que pudieran afectar a cada integrante familiar.
Esto significa que para fomentar la comunicación en la familia, necesitamos
aprender a vivir, y sobre todo a entender la persuasión de los mensajes que
emiten los medios de difusión.
Asimismo, reflexionar los contenidos, con el
fin de observar la función social de los
medios electrónicos e impresos, para conocer sus mensajes y discutirlos con
todos y cada uno de los miembros de la familia.
Y es que la comunicación externa que recibe la
familia, se nos presenta como una opción de mensaje omnipresente que se percibe
y que -en algunos casos-, invita a imitar
conductas.
Por ello, se debe tener cuidado con la
información y publicidad que se recibe en el hogar; es decir, aceptarla con una
conciencia crítica por parte de cada
integrante, para evitar influencias disfuncionales.
Esto incluye el control sobre las nuevas
tecnologías y la Internet que ya interactúan y viven bajo el mismo techo de
muchas familias mexicanas.
De ahí que el aceptar contenidos de los medios
de comunicación, es una oportunidad para que toda familia se forme y utilice
las nuevas tecnologías. Al tiempo, que sus integrantes actúen en un ambiente de
servicio y gratitud a la sociedad, bajo el concepto de estar bien informado,
fuera de influencias negativas.
De modo que hoy más que nunca, la comunicación
juega un papel importante al interior de la familia en México, pese a las
circunstancias que atentan deliberadamente y que van contra su razón de ser.
Por lo anterior -como ya se dijo-, promover la comunicación de la familia, no es
fácil; máxime cuando sus integrantes, en la actualidad, son “bombardeados” por
las nuevas tecnologías y Redes Sociales, que lejos de unir a la Familia, los
llevan a vivir una vida sedentaria y aislada del núcleo familiar.
Sin embargo, no todo avance tecnológico es malo
para la comunicación en familia; por el contrario, esta comprobado que familias
de la república mexicana, sí mantienen una retroalimentación de ida y vuelta
con sus seres queridos, valiéndose de la multimedia y otras redes sociales.
Y aquí vale decir que cuando se hace efectiva la comunicación al interior del hogar, poco a poco se enciende una luz de esperanza, en donde la familia mexicana, retoma el camino de la palabra y avanza por el sendero de la verdad y del amor. Llevando como escudo a la comunicación, que sirve también, como una herramienta indispensable para el diálogo de Fe y Razón.
Y aquí vale decir que cuando se hace efectiva la comunicación al interior del hogar, poco a poco se enciende una luz de esperanza, en donde la familia mexicana, retoma el camino de la palabra y avanza por el sendero de la verdad y del amor. Llevando como escudo a la comunicación, que sirve también, como una herramienta indispensable para el diálogo de Fe y Razón.
En suma, el concepto de comunicación en la
familia mexicana, es muy grande y el beneficio de la palabra es infinito,
porque ayuda a que todo integrante esté en constante renovación, dando como
resultado, el conocimiento y el intercambio de ideas en la Institución
familiar, que en consecuencia, será un indicador que nos dirá, si vamos
madurando la relación de comunicación al interior de la célula de la
sociedad.
* Gustavo Antonio Rangel
- Periodista Católico de la Diócesis de Teotihuacán.
- Es Investigador especializado en Neopersecución de
Sacerdotes en México, de 2006 a la fecha.
- Desde 2009, Coordina la Unidad de Investigación del
Centro Católico Multimedial C.C.M.
- Ha ganado el Premio Nacional de Periodismo Católico
2008.
- Ha sido Profesor de los Talleres de Radio y
Televisión de la Universidad Salesiana de México.
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