lunes, 7 de diciembre de 2015

¿ POR QUÉ SOY PERIODISTA CATÓLICO ?

* Gustavo Antonio Rangel
Periodista Católico de la Diócesis de Teotihuacán.

Ciudad de México a 07 de Diciembre de 2015




¿ POR QUÉ SOY PERIODISTA CATÓLICO ? 

Mi iniciación en el Periodismo de Investigación Católica.








NOTA AL LECTOR: 



El presente artículo se publica para contestar algunas respetables preguntas de amigos que con frecuencia formulan para conocer cómo fue Mi Iniciación en el Periodismo de Investigación Católica.


Sin ánimo de ser algo presuntuoso comienzo a escribir sobre mi mismo, para aclarar la experiencia que me inició lleno de inseguridad, pero también de ardor, en las lides del Periodismo Católico, en un país en donde las animosidades y amenazas de muerte están a la orden del día.



¿ POR QUÉ SOY PERIODISTA CATÓLICO ? 
Mi iniciación en el Periodismo de Investigación Católica.


Por Gustavo -Antonio Rangel


NOTA AL LECTOR: 

El presente artículo se publica para contestar algunas respetables preguntas de amigos que con frecuencia formulan para conocer cómo fue Mi Iniciación en el Periodismo de Investigación Católica.

Sin ánimo de ser algo presuntuoso comienzo a escribir sobre mi mismo, para aclarar la experiencia que me inició lleno de inseguridad, pero también de ardor, en las lides del Periodismo Católico, en un país en donde las animosidades y amenazas de muerte están a la orden del día.

Teotihuacán, México a 07 de Diciembre de 2015

Teotihuacán, México.- A comienzos de 2004, encontrándome sentado frente a un grupo de alumnos de catequesis infantil, en una clase de la fe sobre la enseñanza de la Iglesia a favor la vida y los derechos humanos, casi descuidadamente, el tema de clase se desvío por el comportamiento de una niña de 12 años, que repentinamente comenzó a murmurar en voz alta:

“la cam—pa--na…, la cam—pa--na”… -antes de preguntarle, si estaba bien, observe que se mostraba nerviosa…movía su mano izquierda…y seguía señalando-…“la…entrada…la…entrada”…¿Qué estás diciendo?...-le indague…aún  más sorprendido-… -y sin dejar de  jadear…expresó-… “catequista…nos han robado”…¿Cómo?...-fue así que le pedí una explicación-….“alguien…se robo…la campana”… -respondió más pausado y claro, la pequeña -.

-De pronto nos quedamos mudos por un instante…y sin que diera la orden, corrimos todos hacia la entrada del lugar sagrado, nos amontonamos y miramos una y otra vez el madero de 4 metros de altura y la cuerda cortada -o lo que quedaba de ella-. Cada uno de los infantes hacía su lamento personal –lo veía en su semblante-, incluso, los niños de menor edad, con tristeza miraban sin entender el sacrilegio. Ciertamente –nadie se había dado cuenta-, se trataba de un robo prolijo, perpetrado en agravio de la Capilla “Virgen de Juquila”, adscrita a la Parroquia de “Santa María”, en Ozumbilla, entonces, Diócesis de Texcoco.

-La Capilla había cumplido su cuarto aniversario, apenas un mes antes (08 Diciembre 2003), y en la fiesta de la Inmaculada Concepción, recibió la campana -de aproximadamente 80 kilogramos-, a manera de ofrenda por parte de los comerciantes de la comunidad.

Ahora, desconocidos la habían pillado; los insolentes no se llevaron otra cosa, simplemente porque no hay más para robar; toda vez que la Capilla es un terreno en construcción de casi 800 metros cuadrados, y tan sólo cuenta con un techado improvisado -en el lugar asignado para el altar-; además, está protegido por una malla metálica de dos metros de altura, que no fue obstáculo para los ladrones.

-Por tanto, el robo de la campana propiedad de la Capilla “Virgen de Juquila”, causo impacto en los niños, y más de uno comentaban lo sucedido:

-Juanito, un niño de 11 años, se distinguía por ser muy callado…dijo: “La verdad, no entiendo a los adultos que se portan así con nuestra Iglesia”;…-Por su parte, Ángel, otro niño, de 13 años, agregó-: “lo mejor será que nadie robe…que hablen y se pongan de acuerdo para cuidar nuestra Capilla…así evitaremos que los –malos- se metan a robar las cosas sagradas”.

Del mismo modo, recuerdo que la mayoría del grupo me pidió investigar lo sucedido, y otros niños, particularmente, me preguntaban, por qué se efectuaban ataques contra la Iglesia.

No obstante, reconozco que no supe contestar a profundidad las preguntas de mis alumnos sobre el robo perpetrado a nuestra Capilla.

Pero al final de cuentas de esta “experiencia”, lo que realmente causa admiración, es escuchar hablar a los niños cuando perciben los problemas reales que suceden al interior y exterior de los recintos sagrados.

En aquel momento, como otros, recibí de mis alumnos una buena lección para la maduración de la fe.

Después del agravio perpetrado a nuestra Capilla, el segundo caso de agresión, ocurrió en 2005, contra el Sacerdote Salvador Jiménez Ortega  y su Vicario, el Padre Israel Valentín González Velázquez, asignados a la Parroquia de “Santa María”, en Ozumbilla, estado de México.

Los Religiosos regularmente eran molestados, al grado de ser agredidos físicamente por una minoría de la Comunidad que pretendía mantener el control de los eventos artísticos del lugar, y en especifico: “administrar” con fines de lucro la organización anual de las dos Solemnes Fiesta Patronales del pueblo, por encima de la comisión de Mayordomos y Patronato de la Iglesia.

El “argumento” principal de los insolentes –para distraer la atención de la comunidad-, era que el Párroco y su Vicario no permitían llevar a cabo eventos artísticos en el atrio de la parroquia.

Se  acusaba a los religiosos de frenar “el progreso y la cultura en Ozumbilla”.

Y a decir de ellos, “el Templo pertenencia al pueblo”; por tanto, de acuerdo a los “usos y costumbres” podrían llevar a cabo eventos “culturales” en cualquier lugar de la parroquia.

No obstante, la razón estaba a la vista: durante “el programa artístico” organizado por esta minoría de quejosos, proliferaba el alcohol y la droga, sin contar las faltas de respeto a la feligresía; así como, los pleitos y el desorden público.

Por ello, la propuesta del Párroco y su Vicario fue contundente: “utilicen la explanada de la Delegación y/o el Auditorio -con capacidad para 1000 personas-, que se encuentran al lado de la Parroquia”.

La situación se “normalizo” luego de que se concluyó respetar la decisión del Padre Salvador y de su Vicario, el Sacerdote Israel. Sin embargo, los religiosos fueron movidos de la Parroquia de “Santa María” -al año siguiente-, para garantizar su seguridad, toda vez que  eran amenazados de muerte, a través de cartas colocadas en lugares estratégicos de la parroquia.

Otro hecho sintomático de agresión, relacionado con la misma parroquia, sucedió en 2006, y alcanzó a las religiosas de la Obra Apostólica de las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación.

Las Educadoras dirigían desde el año 2000  el colegio Católico que se encuentra anexo al Templo de “Santa María”, y que lleva el nombre de Juan Pablo II.

Por cumplir su quehacer pedagógico, las Hermanas de la Consolación vivieron momentos duros, debido a que un grupo ajeno al centro educativo –que se autodenomina “Representante del Pueblo”-, buscó en todo momento expulsarlas de la comunidad para quedarse con las riendas administrativas del plantel, y así tener el control de los ingresos económicos por concepto de colegiaturas.

Lo más grave del caso, es que la ambición de los supuestos representantes de la comunidad, nació a partir del año 2000, y luego, avanzaron poco a poco, hasta que lo confirmaron en 2006, al frenar la construcción del nuevo Centro de Computo y biblioteca del Colegio, afectando a más de 180 niños de primaria y 60 infantes de nivel preescolar. Su “argumento” principal era que la construcción afectaba la fachada del Templo de “Santa María”.

El Colegio Juan Pablo II, había sido fundado en 1994, por iniciativa del entonces Párroco Guillermo Francisco Escobar Galicia, hoy, primer Obispo de la Diócesis de Teotihuacán. Y a pesar del esfuerzo educativo de las Hermanas de la Consolación, la problemática llegó hasta las últimas consecuencias.

Finalmente, la ambición y la maldad de una minoría triunfo, logrando la salida de las religiosas de la comunidad de Ozumbilla -a finales de 2010-, tal y como estaba programado por los inconformes una década antes.

Hay muchas maneras de explicar los casos anteriores.

Uno de ellos -de gravedad absoluta-, porque se trata de un fenómeno que supera los casos aislados, y que ha proliferado durante más de dos décadas, lo cual es ya una constante en México.

En efecto, nos referimos a la Creciente Agresión contra representantes de la Iglesia Católica y a los lugares donde se reúnen; problema que se ha expandido a lo largo y ancho del territorio nacional.

Y esto afecta directamente a los derechos humanos de sacerdotes, religiosos, agentes de pastoral y feligresía; así como, facilita el camino para que delincuentes profesionales cometan vandalismo y robo de Arte Sacro de los Centros de Culto, agraviando en consecuencia la Fe y el Patrimonio de millones de mexicanos.

De modo que los tres ejemplos arriba mencionados, impactaron de manera especial en un servidor, y reconozco que lo sucedido en la comunidad de Ozumbilla, fue el punto de partida para tomar la decisión de convertirme en investigador y analista de sucesos católicos.

Por ello, a partir de los casos señalados, nació el deseo que seguí para mi encuentro con el Periodismo de Investigación Católica.

Efectivamente, desde 2004, mi esperanza de principiante surgió con el firme propósito de llegar a entender -algún día- el fenómeno de los ataques a templos Sagrados; así como, las agresiones contra Sacerdotes, religiosos y agentes de pastoral, a solicitud de mis alumnos de catequesis infantil.

Con esta idea en mente, al año siguiente, me inicie lleno de dudas en el estudio que razone como Creciente Agresión contra sacerdotes y Agravios a Templos Sagrados perpetrados en México.

También, a partir de este momento, comencé a registrar los hechos de los cuales tenía noticia relacionados con los atentados contra sacerdotes mexicanos.

Siempre tomando como base el hermoso mensaje del Evangelio, cuando dijo Jesús a sus discípulos: “recoger los pedazos que sobran para que no se pierdan”.

Durante este proceso de iniciación en la Investigación católica, paralelamente, en Junio de 2005, recibí una invitación de mi párroco, el Padre. Salvador Jiménez Ortega, para vincularme a la capacitación y formar parte de la Red de Comunicadores de la Diócesis de Texcoco.

LA Red Humana de Comunicadores había sido concebida desde 2001, por el entonces Obispo de Texcoco, Monseñor Don Carlos Aguiar Retes, hoy, Arzobispo de Tlalnepantla y Ex-Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano C.E.M.

Sin embargo, por razones de logística, fue puesta en marcha a partir de Julio de 2005.

Pese a su retraso, la Red de Comunicadores de la Diócesis de Texcoco fue pionera en su tipo a nivel mundial -dos años antes que Italia y Argentina-, y el objetivo, entre otros, fue para formar Agentes Laicos “a favor de una mayor y mejor comunicación Diocesana”.

Asimismo,  “para valorar y asumir los desafíos de la Iglesia, y así, promover el camino de renovación pastoral en todos sus niveles y en todos  sus sentidos”.

Por esta razón, ahí pasé 17 meses de capacitación como miembro del organismo y reforcé mi formación de comunicador y periodista católico, que incluyó: acción pastoral, espiritualidad, investigación, disciplina organizacional, práctica de Periodismo y Comunicación Digital.

Fue así como en noviembre de 2006, me gradué como Comunicador Parroquial, y al mismo tiempo, me inicié formalmente, lleno de inseguridad, pero también de ardor, en las lides del periodismo católico y en la investigación eclesial.

Mi iniciación al campo de la investigación católica, comenzó a construirse oficialmente en 2006, en las bases de un periodismo aplicado a la Nueva Evangelización, siempre con el apoyo y generosidad intelectual de Sacerdotes y Religiosas de las distintas Provincias eclesiásticas del país, la cual persiste hoy.

Los conocimientos y experiencias adquiridas de clérigos mexicanos, también, me llevaron a vincularme en las actividades de la Comisión Episcopal para la Pastoral de la Comunicación, adscrita a la Conferencia del Episcopado Mexicano C.E.M.

Habiendo sido Reportero de la Diócesis de Texcoco desde 2005, fui requerido para colaborar en 2007 como periodista en el Centro Católico Multimedial C.C.M, -Sitio Web Oficial adscrito al Episcopado Mexicano-, dirigido por el Padre Sergio Omar Sotelo Aguilar, SSP, entonces, Secretario Ejecutivo de la CEM.

La colaboración periodística fue planteada para profundizar en el conocimiento y la práctica de la comunicación eclesial, bajo un esfuerzo por dar a conocer sucesos alrededor de la Iglesia Católica Mexicana.

Desde entonces, con este mismo objetivo, he estado dedicado a escribir artículos de prensa que han sido publicados a través del Centro Católico Multimedial C.C.M. y en otros sitios WEB católicos de México, incluyendo el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México S.I.AM.E, y la pagina oficial de la Conferencia del Episcopado Mexicano C.E.M.

Los escritos publicados, también, han sido reproducidos en periódicos de circulación nacional y por Agencias católicas de Noticias Internacionales como: FIDES, Zenit y Aciprensa, vinculadas con el Vaticano. 

Dichos escritos han reflexionado sobre temas de la Iglesia, Familia y de los graves problemas de nuestra nación, analizados desde la óptica de la Fe.

Destaca principalmente, la investigación "REPORTE ANUAL" de los sucesos alrededor de la Iglesia Católica, presentada por un servidor para el C.C.M., que como tradición, se publica desde 2007, durante el mes diciembre, en el cual se revela los datos estadísticos del fenómeno que atenta contra Sacerdotes, Agentes de Pastoral y agravios a Templos Sagrados en México.

Dicha investigación ha llamado la atención de la opinión pública nacional e internacional, y es publicada en el Centro Católico, gracias al apoyo del Padre Sergio Omar Sotelo Aguilar, SSP, Director del C.C.M.

Lo anterior nos llevo a la creación del primer observatorio nacional de la Iglesia Católica en México, que denominamos: Unidad de Investigación del Centro Católico Multimedial C.C.M..

Al rememorar, reitero una mención especial al Padre Sergio Omar Sotelo Aguilar, Director del C.C.M., quien desde 2007, brindo su confianza y dio las facilidades para que un servidor pudiera fundar y coordinar la Unidad de Investigación del Centro Católico Multimedial C.C.M., junto con un equipo de comunicadores de distintas partes del país, con el fin de consolidar la comunicación con las 18 Provincias Eclesiales del país, y al mismo tiempo, realizar investigación de los Sucesos alrededor de la Iglesia católica Mexicana.

En aquel momento, las condiciones estaban dadas para la creación de una Extensión de Investigación católica, seria, que hiciera periodismo de investigación de campo, para poder conocer la realidad de las distintas provincias eclesiásticas del país y su relación con la sociedad.

De ahí que para un servidor, ha sido significativo el trabajo periodístico de investigación realizado al frente de la Coordinación de la Unidad de Investigación del C.C.M.. La experiencia de nueve años ha consolidado el diagnostico real de los fenómenos y hechos sociales que giran alrededor de la Iglesia.

Por tanto, los resultados obtenidos de la investigación de campo en las Provincias Eclesiales de México, nos han permitido mostrar un panorama de la situación real que vive la Iglesia al interior y exterior de las comunidades del país.

Esto con el fin de que la opinión pública pueda sacar sus propias conclusiones; al tiempo, que comprenda el verdadero camino de la Nueva Evangelización que vive hoy en día la iglesia católica mexicana.



Una satisfacción por el trabajo desempeñado como investigador del C.C.M., es que algunos templos católicos del país, hoy en día, han procurado mayor seguridad y vigilancia en sus instalaciones, disminuyendo con ello, el robo de Arte Sacro; así como, lograr que el sacerdote mexicano tome mayor precaución al ejercer su ministerio sacerdotal.

Por lo anterior, he sido considerado pionero en reportajes que revelan el fenómeno que atenta contra Sacerdotes y Templos Sagrados de México; además -sin merecerlo-, me han considerado como uno de los principales promotores del Nuevo Periodismo de Investigación Católica en el país.

No obstante, lo que realmente vale la pena para un servidor, NO ES EL RECONOCIMIENTO, sino, continuar con el objetivo planteado como comunicador católico, es decir, llevar a la reflexión los graves problemas de nuestra nación, especialmente, los que refieren a la defensa de la Fe y la dignidad de la persona humana.

Por eso, soy PERIODISTA CATÓLICO, -y reitero-, sin ánimo de gloria y/o reconocimiento personal.

Soy PERIODISTA CATÓLICO -con mayúsculas-, y lo digo con orgullo; no me avergüenzo de mi vocación y tampoco de mi fe, por eso, he dedicado mi esfuerzo y me he consagrado a la publicación de escritos periodísticos que abordan temas de Iglesia y la familia; además, de investigar los sucesos que revelan el fenómeno que atenta al sector religioso de México.

Y a nueve años como investigador católico, he logrado documentar casos de atentados a religiosos y templos sagrados de 1990 a la fecha, mismos que han sido divulgados como primicia en el Centro Católico Multimedial C.C.M.

Hasta aquí el recuento de mi experiencia. 

Así fue mi comienzo en el Periodismo de Investigación Católica en México. He estado dedicado a investigar este fenómeno, siempre buscando defender el honor a los derechos de Dios y de la persona humana.

Y al recordar mi iniciación en el periodismo de investigación católica, envío un agradecimiento especial a los niños de la catequesis infantil de la Diócesis de Teotihuacán, toda vez que gracias a ellos, nació mi deseo y compromiso por la investigación católica, y que actualmente, se consolida a través del esfuerzo desde la coordinación de la Unidad de Investigación del C.C.M.

Misión periodística de investigación que tiene la firmeza de dar a conocer -como ya se dijo-, un permanente análisis del momento que vive la Iglesia mexicana; asimismo, las causas diversas que afectan a las verdades de la fe, y en consecuencia, a su sacerdocio y a los recintos donde se reúnen, y que resguardan lo más sagrado de los católicos mexicanos.


* Gustavo Antonio Rangel


- Periodista Católico de la Diócesis de Teotihuacán.

- Es Investigador especializado en Neopersecución de Sacerdotes en México, de 2006 a la fecha.

- Desde 2007, Coordina la Unidad de Investigación del Centro Católico Multimedial C.C.M.

- Ha ganado el Premio Nacional de Periodismo Católico 2008.

- Ha sido Profesor de los Talleres de Radio y Televisión de la Universidad Salesiana de México.

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