domingo, 30 de agosto de 2015

EL COMUNICADOR PARROQUIAL


* Gustavo Antonio Rangel
Periodista Católico de la Diócesis de Teotihuacán.
Ciudad de México a 30 de Agosto de 2015

EL COMUNICADOR PARROQUIAL

La figura del comunicador Parroquial, se va abriendo camino con mayor intensidad en México, por el trabajo y las metas bien definidas que realiza en su comunidad.





EL COMUNICADOR PARROQUIAL



Cuentan que los amigos de un sabio le preguntaron un día qué haría si Dios le confiara su Omnipotencia por un instante, y que el sabio -¡sabio al fin!- replicó sin demora y sin ambages: “restablecería el significado de la comunicación”.

Y es que hablar de la comunicación en nuestros días, representa un proceso complejo para toda institución, ya que ha alcanzado un alto grado de desarrollo; por lo que no es casualidad que en la Babel en que vivimos, con tantos adelantos técnicos, la comunicación resulta de mayor complejidad y análisis.

Ante este panorama, las distintas Diócesis de México, han puesto en marcha el Proyecto de Comunicadores Parroquiales, como respuesta a la exhortación que ha lanzado el Santo Padre Francisco, y que tuvo sus inicios, con mayor fuerza, desde el pontificado del San Juan Pablo II, quien inculcó los medios de comunicación para la acción pastoral.

En el caso de nuestro país, los primeros pasos se dieron allá por los años noventa del siglo pasado; sin embargo, tan sólo destacaron algunos proyectos impulsados por religiosos, sin continuidad en algunas provincias de México.

De modo que la figura real del Comunicador Parroquial, como la conocemos en la actualidad, procede del proyecto que resultó la primera experiencia de comunicación parroquial, iniciada a principios del nuevo milenio en la Diócesis de Texcoco.

Lo anterior fue posible, entonces, gracias a la ilusión del Pastor y Obispo de Texcoco, Don Carlos Aguíar Retes, quién sembró la semilla con el proyecto de comunicación en el año 2001, y que luego fue ratificado en el año 2003, cuando impulso la comunicación de ida y vuelta -en todo el territorio diocesano-.

Esto derivo, posteriormente, en formar la Red Humana de Comunicadores Parroquiales de la Diócesis de Texcocoplenamente activa de julio de 2005 a la fecha.

El proyecto inicialmente contempló hacer valer el trabajo de los comunicadores parroquiales, sin pretender plantar un “arbolito” con fines mediáticos personales; por el contrario, se buscó fomentar la reforestación comunicativa permanente en los rincones de la viña parroquial.

Esto resulto, la creación de la figura del comunicador parroquial, agrupado en una Red Humana de Comunicación, que sería como “la esperanza de la Diócesis”, ya que con su trabajo, se propiciara un mejor diálogo, que auspicie el progreso de nuestra Iglesia y la evangelización que se impulsa en los diferentes centros parroquiales.

Por lo anterior, aquí vale decir, que el trabajo y la experiencia del comunicador parroquial -en más de una década-, no ha sido fácil hacia adentro y hacia fuera de la vida parroquial, incluyendo a la misma Diócesis de Texcoco que genero el proyecto Diocesano de Comunicación.

Y es que durante los últimos años, se ha caído en la cuenta que se debe reforzar y ajustar los canales de comunicación para los distintos sectores que interactúan en la vida de la Iglesia.

Esto es con el objetivo de vencer viejos paradigmas de información al interior de la vida parroquial; además, porque el papel del comunicador parroquial, es de suma importancia, ya que ayuda y exhorta a todos los fieles y es "brazo derecho" del Sacerdote.

Además, interactúa con la comunidad, como un servicio social pastoral, desarrollando su quehacer informativo para el bien común de la feligresía.

Por ello, el trabajo del Comunicador Parroquial, es ante todo, alimentar la comunión en la comunidad, con el fin de difundir y retroalimentar los hechos de la vida cristiana, dando constancia de los escenarios que se desarrollen dentro y fuera de la Parroquia a la cual pertenece.

Por eso se dice que el camino del comunicador parroquial es una de las empresas más riesgosas, ya que quienes han aceptado este apostolado, han renunciado a su tiempo libre, a la comodidad y tranquilidad social y familiar.

Dicho apostolado, lo lleva a entrar a una actividad que representa “la belleza del riesgo”, que es la de comunicar en torno a Cristo, al servicio de los fieles y por la comunidad parroquial.

Y es que el comunicador parroquial, al escoger este servicio voluntario en beneficio de la parroquia, lo hace bajo la dirección del Párroco y del Vicario Episcopal, coordinado bajo un trabajo delineado donde ejercerá su apostolado con rectitud y capacidad comunicativa en provecho de las realidades pastorales.

Por eso, queda claro que la presencia activa del comunicador parroquial es digna de admirar y satisface, sin duda la labor de algunas de las parroquias de las distintas diócesis del país que ya cuenta con un representante en el campo de la animación y acción comunicativa.

Por lo anterior, entendemos que los actuales agentes de comunicación parroquial, destacan por ser laicos comprometidos bajo un mosaico en edad distinta que va de los 18 a los 60 años; en donde los participantes son estudiantes, amas de casa, trabajadores, profesores, catequistas, secretarias parroquiales, y personas de la tercera edad.

Sin duda, la responsabilidad es extraordinaria, la razón y el oficio del comunicador parroquial es duro y difícil, porque tiene contacto con personas frías y apasionadas.

En suma, el comunicador parroquial es conocedor del hecho y las circunstancias. Y Dios ve las fatigas para cumplir ese deber, que nos lleva a una conciencia satisfecha, llenando así una misión altamente bienhechora y eficaz para la Iglesia mexicana.

Gustavo Antonio Rangel


- Periodista Católico de la Diócesis de Teotihuacán.

- Es Investigador especializado en Neopersecución de Sacerdotes en México, de 2006 a la fecha.

- Desde 2009, Coordina la Unidad de Investigación del Centro Católico Multimedial C.C.M.

- Ha ganado el Premio Nacional de Periodismo Católico 2008.

- Ha sido Profesor de los Talleres de Radio y Televisión de la Universidad Salesiana de México.

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