jueves, 11 de junio de 2015

EL DOLOR DE UN AMIGO NOS INTERPELA



* Gustavo Antonio Rangel

Periodista Católico de la Diócesis de Teotihuacán.

Ciudad de México a 10 de Junio de 2015

Con frecuencia no entendemos verdaderamente el dolor de un amigo, máxime cuando se le presenta la perdida irreparable de un ser querido; o tal vez, porque esta viviendo una etapa difícil en su vida.





EL DOLOR DE UN AMIGO NOS INTERPELA



Con frecuencia no entendemos verdaderamente el dolor de un amigo, máxime cuando se le presenta la perdida irreparable de un ser querido; o tal vez, porque esta viviendo una etapa difícil en su  vida.

Por lo anterior, hoy más que nunca se requiere ser más solidarios con el prójimo.

Sobre todo, cuando un ser humano de nuestro entorno vive el dolor terrible de la enfermedad, la depresión, la soledad, la tristeza, el abandono, la perdida de empleo o problemas de carácter familiar y económico.

Sin embargo, sabemos que no es fácil y la realidad es que todavía no estamos preparados para ayudar verdaderamente a nuestros semejantes. 

Necesitamos de una fe solida, duradera y solidaria, para entender y atender las necesidades del prójimo.

Es lo mínimo que deberíamos hacer los que nos preciamos de ser seguidores de la religión del amor.

Y es que la idea de escuchar y ayudar al necesitado implica, para empezar una actitud de cambio personal en nosotros mismos.

Se trata de la voluntad aceptada para no causarle daño alguno, bajo ninguna forma de injusticia. 

Por ello, esta acción de renovación pastoral debe ser bien vista y apoyada para que se multiplique como buena obra en nuestra comunidad Diocesana; recordemos, la base de todo es el amor y el bien común a los demás.

Por eso, no es casualidad que el Cristianismo es la más grande revolución de la Historia. 

Jesucristo, Fundador y Maestro, dio a sus discípulos como precepto característico, el AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS, y no como quiera, sino con la intensidad  con que El nos había amado: Hasta la Muerte. 

Y como si lo anterior fuera poco, todavía aclaró y precisó: y mayormente a VUESTROS ENEMIGOS, A LOS QUE OS ABORRECEN Y HACEN MAL.

Porque hacer el bien a los que os aman lo hacen también los paganos. 

Como quién dice eso “no tiene chiste”, lo verdadero, valido y grande, lo verdaderamente magnánimo, es amar a los enemigos...¡menudo cargo!. 

Y por eso, el Cristianismo nos invita de manera permanente, en el orden social, a ser colaboradores de nuestros semejantes con la fortaleza de la fe.

Y es que la fe es un Don de Dios, que a veces no valoramos. 

Por lo tanto, pidámos con humildad a Jesús ese grandioso don; es decir, pidámos su presencia en nuestro corazón, para ser un bienhechor y un servidor de persona a persona con la más severa obligación de cooperar al bien común con los más necesitados. 

Esto incluye buscar el perdón a quienes hemos ofendido, herido verbalmente, difamado en modo alguno o circunstancia.
      
Tal vez en este momento, también, algún amigo o persona que nos ofendió tenga alguna experiencia de sufrimiento en su vida. 

Es tremendamente doloroso. 

Y entonces nos preguntamos: ¿qué estamos haciendo por él, por ella o ell@s?,… 

¿Realmente estamos al pendiente de la necesidad, enfermedad o la muerte de un ser querido, o más aún, de algún vecino o persona cercana?; sobre todo cuando ahora vive con alguna enfermedad maligna y aún es necesaria su presencia en este mundo.

El dolor de un amigo interpela a los cristianos. 

Sí te enteras de la enfermedad o la muerte de un ser querido o conocido, si te es posible acude con él o ellos. 

Llama a sus familiares y envía tus mejores deseos de solidaridad y de fraternidad. 

Diles en voz alta que Jesús esta presente con él o ell@s.

Recordarles que al final del camino siempre hay luz y esperanza; lo anterior a decir verdad no es sencillo; sin embargo, eso lo llevaremos a cabo más fácil cuando tengamos presente la confianza en Dios y estemos cumpliendo sus mandamientos.

Por eso, la clave es que sí aceptamos a Jesús y caminamos con fe, vamos a tener la fuerza vivificante del Cristianismo para compartirlo. 

Lo que significa que podremos doblar las rodillas de nuestra mente, aunque humanamente no se vea nada, aunque el llanto explote y las lágrimas arrasen nuestros ojos; y más aún, aunque tengamos que esperar contra toda esperanza humana; al final, la fe y la razón nos llevará a ser más solidarios con los demás.

Entonces, caeremos en la cuenta, que detrás del amor al prójimo está Jesucristo, su evangelio y su gracia, que son los móviles que cambian la conducta humana. 

Sí creemos en Jesús, y lo aceptamos bajo la ley del amor, ¡seremos verdaderos discípulos de él y condiscípulos entre nosotros!, lo que significa vivir plenamente un estilo de vida diferente. 


Gustavo Antonio Rangel

- Periodista Católico de la Diócesis de Teotihuacán.

- Es Investigador especializado en Neopersecución de Sacerdotes en México, de 2006 a la fecha.

- Desde 2009, Coordina la Unidad de Investigación del Centro Católico Multimedial C.C.M.

- Ha ganado el Premio Nacional de Periodismo Católico 2008.

-Ha sido Profesor de los Talleres de Radio y Televisión de la Universidad Salesiana de México.


-Actualmente realiza estudios de Maestría en Educación y Comunicación.

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