miércoles, 7 de marzo de 2018

LOS DERECHOS DEL MENOR EN MÉXICO

* Gustavo Antonio Rangel
Periodista Católico de la Diócesis de Teotihuacán.


Ciudad de México a 07 de Marzo de 2018

LOS DERECHOS DEL MENOR EN MÉXICO
Escrito por: Gustavo -Antonio Rangel



Renovar y promover los derechos del niño en el interior de la Familia Mexicana es una necesidad que todo Padre o Madre debe observar con el fin de fortalecer los valores inalienables del infante, para su desarrollo físico, mental y social.



LOS DERECHOS DEL MENOR EN MÉXICO

Escrito por: Gustavo -Antonio Rangel




Ahora que los valores han resurgido y se vive una renovación bajo el principio de buena voluntad y del amor, el ideal de los Derechos del Menor en una familia mexicana representa, para los Padres un área de oportunidad en donde podrán impulsar y elevar las buenas relaciones afectivas y comunicativas al interior del hogar.                     

Elementos como la sana convivencia y el diálogo, ayudan a la toma de decisiones y promueven el amor sincero hacia los hijos -siempre apegado a la razón y a la verdad-, con el fin de que el infante pueda conservarse en su ser y perfeccionarse en la sociedad. 

Esto se traduce como los Derechos fundamentales que todo infante debe gozar sin condición alguna, y que son: VIDA, EDUCACIÓN y STATUS SOCIAL.


El objetivo inmediato de papá o mamá será iniciar una disciplina en la reforma estructural afectiva desde el seno familiar y no esperar que la sociedad o gobierno otorgue algún bien para la familia; por lo tanto, se requiere por parte de los padres mayor atención y compromiso hacia el niño o a la niña durante su desarrollo de cero y hasta los 18 años.

En consecuencia, se desea que los hijos puedan llevar una vida más sólida, con buenas costumbres y apegada a la Fe; libre de circunstancias externas de distracción que afecten a su autoestima y que le impidan desarrollarse bajo una disciplina psíquica o motriz de acuerdo a su edad.

De esta manera, los Derechos del Menor, que son los del hombre, referidos a una edad de mayor insuficiencia, serán una realidad porque representan una opción real, como “la penicilina para la infección” que padece hoy en día nuestro país, en los distintos sectores de la sociedad mexicana.

Ahora bien, si hablamos de los Derechos del Menor; es nuestro deber mencionar el proceso que se refiere al Derecho a la Vida digna; y no es otra cosa que el cuidado y atención hacia todos los niños, sin importar su extracto social; además, necesita cubrir una serie de exigencias fisiológicas, tales como: alimentación, hogar, salubridad, vestido, higiene, protección y calor humano.

Asimismo, el infante demanda para garantizar su desarrollo; mayor respeto, amor, respaldo jurídico tutelar, educación moral, sustento; y sobre todo, no ser explotado económica y sexualmente, según lo marca la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

En este sentido, el Derecho a la vida digna de los infantes en el seno familiar; también, es respaldada por la Convención sobre los Derechos de los niños, y La Doctrina Social Cristiana, que nos da cuenta, el Concilio Vaticano II (segunda parte de la “Gadium et spes”), señalando como problemas más urgentes: “La dignidad del Matrimonio y de las Familias”-, respectivamente.

Por lo anterior, reconocemos que los Derechos inalienables de los hijos en México, aún no se aplica, tal y como marca la Ley; pareciera que la tendencia de la familia “apetece” que va hacia la desunión.

Y es que los niños viven situaciones de falta de estima, cariño y de comunicación en su rol familiar; así lo confirma el último reporte del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en palabras de su Consejo Consultivo.

Dicho consejo, explica categóricamente que la Familia no esta protegiendo al sector infantil. 

Y lo ratifica, el reporte del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), del Estado de México, señalando que en esta región, la prostitución infantil, la pornografía, el turismo sexual y el tráfico de infantes afecta a 3 mil victimas de 10 a 14 años; mencionando a niños que viven en situación de maltrato y desintegración familiar.

Por otro lado, el problema más candente que afecta a los niños mexicanos lo tenemos en el Derecho a la Educación.

Para la niñez en algunas regiones del país, la enseñanza básica está condicionada y se vive un rezago extremo. 

El analfabetismo aún no ha sido erradicado y prevalece en algunos sectores rurales de la periferia de la Ciudad de México, estado de México, Hidalgo, Tlaxcala y Puebla, entre otros.

Lo angustioso es que existen problemas por falta de instalaciones educativas adecuadas; y por si fuera poco, docentes mal capacitados e inconformes por no contar con un salario digno, y sobre todo, por carecer de prestaciones adicionales que marca la “Ley” del magisterio.

Además, la crisis en la educación en México, se genera por la falta de actualización en los Planes de Estudio, y por no contar -en algunos casos- con materiales y equipo para impartir las clases, según el protocolo del Sistema Educativo Nacional.

Y si eso no fuera suficiente, tenemos la discriminación hacia algunos niños para matricularse en un grado de Preescolar, Primaria, Secundaria o Preparatoria, simplemente por ser de un modelo de vida de escaso recurso.

Todo esto ocasiona un gran vacío en el sector educativo de México, que se define como “laico y gratuito”.

Pese a los problemas educativos, la Familia debe hacer el esfuerzo en luchar por el derecho a una educación digna y de calidad; sobre todo, sustentada en los planes de estudio y acompañada de una educación sólida en la fe cristiana, tal y como se promueve desde el seno de la familia mexicana.

Por lo tanto, es indispensable la participación de cada uno de los padres de familia; recordemos que no sólo es responsabilidad de la madre, sino de ambos. A los padres o tutor corresponde otorgar el apoyo fundamental para que el niño pueda educarse libremente en la formación humana intelectual y en la fe.

En cuanto al Derecho de Status, todo menor tiene necesidad de pertenencia a un núcleo familiar, a un sector, y a una comunidad; sabemos de ante mano, que entre sus grandes anhelos, el niño o niña, sueña con ser “alguien” en la vida: Valer algo y tener algo. 

Ser y valer, antes que tener, es seguir los fundamentos inalienables de la familia y de la Doctrina Social Cristiana.

En consecuencia, es ejercitar las aptitudes recibidas de Dios, para plasmar un servicio en los semejantes, que a su vez le dará honra y prestigio para vivir con honor y dignidad. 

De esto se trata el Plan Divino que deberá seguir toda familia; que no es otra cosa, que el mismo objetivo de los Derechos de los niños: se aspira a Ser y Valer.

De este modo, la familia mexicana, sí cumple su función al interior del hogar, iluminará como un Faro a sus integrantes. Y en consecuencia, dará un status a los infantes, ya que esta Institución, es el templo de las buenas costumbres; es la universidad donde los hijos aprenden organizada y sistemáticamente a conocer la verdad y a diferenciar la mentira.

Ahí es precisamente donde los padres, con su ejemplo, los orientan hacia los buenos hábitos, con el fin de forjarse y aspirar a una vida digna de acuerdo a los principios naturales del bien común y a la grandeza de Dios.

Por lo tanto, en la medida en que los Padres mexicanos tomen acciones para regularizar la situación al interior de la familia, los problemas del menor al interior del seno familiar se reducirán y sus derechos entraran en vigor inmediatamente, para ser una realidad palpable.

En suma, esto nos dará una experiencia viva que sin duda alguna, evitará que los hijos tomen rumbos diferentes, absorbidos por la modernidad materialista, que tiene como fin último la degradación de la especie humana.

Gustavo -Antonio Rangel

- Es un Periodista Católico de la Diócesis de Teotihuacán.

- Es Investigador especializado en Neopersecución de Sacerdotes en México, de 2006 a la fecha.

- De 2009 a 2016, fue fundador y coordinador de la Unidad de Investigación del Centro Católico Multimedial C.C.M.

- Ha ganado el Premio Nacional de Periodismo Católico 2008.

-Ha sido Profesor de los Talleres de Radio y Televisión de la Universidad Salesiana de México.



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