domingo, 16 de abril de 2017

LA GRANDEZA DE LA RESURRECCIÓN

* Gustavo Antonio Rangel
Periodista Católico de la Diócesis de Teotihuacán.

Ciudad de México a 16 de Abril de 2017


LA GRANDEZA DE LA RESURRECCIÓN

"Si Cristo no hubiera resucitado, nuestra fe sería vana”, enseña San Pablo, al referirse al sólido fundamento de la fe cristiana, que constituye la solemnidad del misterio Pascual.




El espíritu de la Iglesia Católica, durante los días santos, reviste una solemnidad especial en las celebraciones litúrgicas, que nos lleva a reflexionar sobre lo que enseña San Pablo como fundamento Cristiano: “Si Cristo no hubiera resucitado, nuestra fe sería vana”.

El apóstol Pablo, expone la doctrina de la fe, justificando la liberación del pecado « Por el bautismo fuimos sepultados con Cristo en la muerte, para que así como Cristo fue despertado de entre los muertos, también, nosotros aspiramos a vivir para Dios en Cristo Jesús, Señor Nuestro ».




LA GRANDEZA DE LA RESURRECCIÓN



Por Gustavo -Antonio Rangel

Al principio del Cristianismo, la grandeza de la Resurrección fue proclamada por el testimonio de los apóstoles, que presenciaron el magno evento y tuvieron la oportunidad de constatar el milagro. Y como reacción en cadena, el misterio Pascual, se convirtió en una fiesta de independencia; es decir, de la esclavitud a la liberación, de la muerte a la vida.

Con el tiempo, los escritos de los –Hechos- de los apóstoles; la tradición oral y lo trasmitido por los nuevos discípulos, han reportado para las siguientes generaciones, el milagro de la Resurrección de Cristo; logrando con ello, permanecer inalterable por bondad de Dios, hasta nuestros días.

Los siglos han favorecido para poder constatar que Cristo no viene de una teoría o sistema preestablecido, sino de un hecho real. Si la Resurrección de Cristo, hubiera sido un infundió, no habría podido soportar el paso del tiempo, y la verdad ya estaría revelando cualquier patraña inventada por los apóstoles.

No obstante, en la actualidad, prevalecen “eruditos” no creyentes, que viven el paganismo positivo y con sus acciones, evitan, ante todo, su incorporación a la verdad, al tiempo que niegan la Grandeza de la Resurrección de Cristo. ¿ Cómo pueden disociar, entonces, la figura y la persona de Cristo ?. Y más aún… ¿ cómo pueden negar la Resurrección de Cristo ?. Parece increíble que en pleno tercer milenio, hay quienes han puesto en duda la existencia real de Jesús de Nazareth, de sus milagros, de su pasión, muerte y Resurrección.

A toda costa, por “intereses económicos”, se busca descubrir -el hilo negro-, con libros, imágenes, documentales, pergaminos y “seudo” investigaciones televisivas, para desacreditar a la Iglesia que fundo el Maestro. Asimismo, son muchos los estudios realizados por científicos, que con tantos “adelantos”, han fracasado en su intentona de sembrar la duda de la autenticidad de Jesucristo. 

Y la razón es muy sencilla, no se puede tapar el sol con el índice; no es posible negar la alegría desbordada por la Resurrección de Cristo; no puede olvidarse el Sepulcro Vacío, en que José de Arimatea depositó el Cadáver, ni mucho menos dejaríamos de hablar de la Sabana Santa, que registro la luminosidad gloriosa del cuerpo de Cristo.

Tampoco, podemos olvidar que él había hablado de que resucitaría al día tercero; ni que decir, cuando los custodios se murieron de rabia, por que se les perdió el cuerpo. Y por no dejar pasar, también, el suceso de Tomas, cuando bebió el trago amargo de su incredulidad, al momento en el que el Maestro se le presento y le dijo: “Pon tu dedo en el agujero”. 

Si la Grandeza de la Resurrección hubiera sido una fantasía de los apóstoles, el hecho del testimonio de haber visto a Jesús Resucitado, que habló y comió con ellos durante cuarenta días, sería un retroceso en la vida de los cristianos.

Todas las cosas tienen su propio peso y son coherentes. Jesús vive para siempre y el apóstol Pablo, nos enseña que a Cristo Resucitado, lo encontramos –en el Bautismo y en la Eucaristía, que nos comunica a una nueva vida de amor y servicio-.

La Resurrección de Jesucristo permanece hoy en día inalterable, para gloria de su Divinidad y es como una figura de luz que ilumina milagrosamente la vida y ofrece un fogonazo de luminosidad, que nos recuerda que él es “Ipse heri et hodie, Ipse et in saécula”: El de ayer, y de hoy, y de los siglos que vienen.

¡ Felices Pascuas de Resurrección !.


*Gustavo Antonio Rangel

Periodista Católico de la Diócesis de Teotihuacán.

- Es Investigador especializado en Neopersecución de Sacerdotes en México, de 2006 a la fecha.

- Desde 2009, Coordina la Unidad de Investigación del Centro Católico Multimedial C.C.M.

- Ha ganado el Premio Nacional de Periodismo Católico 2008.


- Ha sido Profesor de los Talleres de Radio y Televisión de la Universidad Salesiana de México.

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