* Gustavo Antonio Rangel
Periodista Católico de la Diócesis de Teotihuacán.
Centro Católico Multimedial.
Ciudad de México a 17 de Febrero de 2016
EL PAPA FRANCISCO EN CIUDAD JUÁREZ CHIHUAHUA
DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO A OBREROS Y EMPRESARIOS DE MÉXICO
*Gustavo Antonio Rangel
EL PAPA FRANCISCO EN CIUDAD JUÁREZ CHIHUAHUA
PAPA
FRANCISCO EN CIUDA JUÁREZ
Discurso
del Santo Padre a obreros y empresarios de Ciudad Juárez
“Dialogando,
negociando, perdiendo para que ganen todos”
DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO A OBREROS Y EMPRESARIOS DE MÉXICO
17 de Febrero
de 2016
*Gustavo Antonio Rangel
Periodista
Católico de la Diócesis de Teotihuacán
Centro
Católico Multimedial C.C.M
C.C.M..- El Santo Padre sostuvo
un encuentro con los representantes del
mundo de trabajo y obreros de la zona del valle de Ciudad Juárez. El evento se
realizó en el colegio de Bachilleres del estado de Chihuahua.
A continuación extracto el texto completo del
discurso:
“En el mundo del trabajo lo que se necesita es
dialogar, encontrarnos, para buscar mejores alternativas y oportunidad es ya un
logro a valorar y resaltar. Hay dos palabras que quiero subrayar: Diálogo
y encuentro. No cansarse de dialogar, las guerras se van gestando de a
poquitos por la mudez y por los desencuentros.
Obviamente que no alcanza, pero hoy en día no
podemos darnos el lujo de cortar toda instancia de encuentro, toda instancia de
debate, de confrontación, de búsqueda. Es la única manera que tendremos de
poder ir construyendo el mañana, ir tejiendo relaciones sostenibles capaces de
generar el andamiaje necesario que, poco a poco, irá reconstruyendo los
vínculos sociales tan dañados por la falta de comunicación, tan dañados por la
falta de respeto a lo mínimo necesario para una convivencia saludable.
Gracias, y que esta instancia sirva para construir futuro y sea una buena
oportunidad de forjar el México que su pueblo y que sus hijos se merecen.
Me gustará detenerme en este último aspecto. Hoy están aquí diversas organizaciones de trabajadores y representantes de cámaras y gremios empresariales. A primera vista podrían considerarse como antagonistas, pero los une la misma responsabilidad: buscar generar espacios de trabajo digno y verdaderamente útil para la sociedad y especialmente para los jóvenes de esta tierra.
Uno de los flagelos más grandes a los que se
ven expuestos los jóvenes es la falta de oportunidades de estudio y de
trabajo sostenible y redituable que les permita proyectarse, y esto genera en
tantos casos, tantos casos, situaciones de pobreza y marginación. Y
esta pobreza y marginación es el mejor caldo de cultivo para que caigan en el
círculo del narcotráfico y de la violencia. Es un lujo que hoy no nos podemos
dar; no se puede dejar solo y abandonado el presente y el futuro de México.
Y para eso diálogo, confrontación,
fuente de trabajo que vaya creando este sendero constructivo.
Desgraciadamente, el tiempo que vivimos ha impuesto el paradigma de la utilidad
económica como principio de las relaciones personales. La mentalidad reinante
en todas partes propugna la mayor cantidad de ganancias posibles, a cualquier
tipo de costo y de manera inmediata. No sólo provoca la pérdida de la dimensión
ética de las empresas sino que olvida que la mejor inversión que se puede
realizar es invertir en la gente, en las personas, en las familias.
La mejor inversión es crear oportunidades. La
mentalidad reinante pone el flujo de las personas al servicio del flujo de
capitales provocando en muchos casos la explotación de los empleados como si
fueran objetos para usar y tirar y descartar (cf. Laudato si’,
123). Dios pedirá cuenta a los esclavistas de nuestros días, y nosotros hemos
de hacer todo lo posible para que estas situaciones no se produzcan más. El
flujo del capital no puede determinar el flujo y la vida de las personas.
Por eso me gustó ese anhelo que se expresó de
diálogo y confrontación. No son pocas las veces que, frente a los
planteos de la Doctrina Social de la Iglesia, se salga a
cuestionarla diciendo: «Estos pretenden que seamos organizaciones de
beneficencia o que transformemos nuestras empresas en instituciones de
filantropía». La hemos escuchado esa crítica. La única pretensión que tiene la
Doctrina Social de la Iglesia es velar por la integridad de las personas y de
las estructuras sociales.
Cada vez que, por diversas razones, ésta se
vea amenazada, o reducida a un bien de consumo, la Doctrina Social de la
Iglesia será voz profética que nos ayudará a todos a no perdernos en el mar
seductor de la ambición. Cada vez que la integridad de una persona es violada,
toda la sociedad es la que, en cierta manera, empieza a deteriorarse. Y esto
que dice la Doctrina Social de la Iglesia no es en contra de nadie, sino a
favor de todos.
Cada sector tiene la obligación de velar por
el bien del todo; todos estamos en el mismo barco. Todos tenemos que luchar
para que el trabajo sea una instancia de humanización y de futuro; que sea un
espacio para construir sociedad y ciudadanía. Esta actitud no sólo genera una
mejora inmediata, sino que a la larga va transformándose en una cultura capaz
de promover espacios dignos para todos. Esta cultura, nacida muchas veces de
tensiones, va gestando un nuevo estilo de relaciones, un nuevo estilo de
Nación.
¿Qué mundo queremos dejarles a nuestros hijos?
Creo que en esto la gran mayoría podemos coincidir. Este es precisamente
nuestro horizonte, esa es nuestra meta y, por ello, hoy tenemos que unirnos y
trabajar. Siempre es bueno pensar qué me gustaría dejarles a mis hijos; y
también es una buena medida para pensar en los hijos de los demás.
¿Qué quiere dejar México a sus hijos? ¿Quiere
dejarles una memoria de explotación, de salarios insuficientes, de acoso
laboral o de tráfico de trabajo esclavo? ¿O quiere dejarles la cultura de la
memoria de trabajo digno, del techo decoroso y de la tierra para trabajar? Tres
T. Trabajo, techo y tierra. ¿En qué cultura queremos ver nacer a los que nos
seguirán? ¿Qué atmósfera van a respirar? ¿Un aire viciado por la corrupción, la
violencia, la inseguridad y desconfianza o, por el contrario, un aire capaz de
generar alternativas, generar renovación o cambio? Generar es ser co-creadores
con Dios. Claro, eso cuesta.
Sé que lo que estoy planteando no es fácil,
pero sé también que es peor dejar el futuro en manos de la corrupción, del
salvajismo y de la falta de equidad. Sé que no es fácil muchas veces armonizar
todas las partes en una negociación, pero sé también que es peor, y nos termina
haciendo más daño, la carencia de negociación y la falta de valoración.
Otra vez me decía un viejo dirigente obrero:
con esto, como él solo, murió con lo que ganaba, nunca se aprovechó. Cada vez
que teníamos que sentarnos a una mesa de negociación, yo sabía que tenía que perder
algo para que ganáramos todos. linda la filosofía de ese hombre de
trabajo, cuando se va a negociar se pierde algo para que ganen todos.
Sé que no es fácil poder congeniar en un mundo
cada más competitivo, pero es peor dejar que el mundo competitivo termine
determinando el destino de los pueblos, esclavos. El lucro y el capital no son
un bien por encima del hombre, están al servicio del bien común. Y, cuando el
bien común es forzado para estar al servicio del lucro, y el capital la única
ganancia posible, eso tiene un nombre, se llama exclusión y así se va
consolidando la cultura del descarte, descartable, excluyente.
Comenzaba agradeciéndoles la oportunidad de
estar juntos. Ayer uno de los jóvenes en el estadio de Morelia que dio
testimonio dijo que este mundo nos quita la capacidad de soñar y es verdad. A
veces nos quita la capacidad de soñar, la capacidad de la gratuidad.
Cuando el chico o la chica le da al papá y a
la mamá solamente el fin de semana porque se va a trabajar antes y se vuelve
cuando está durmiendo, esa es la cultura del descarte. Quiero invitarlos a
soñar en México, donde el papá pueda tener tiempo para jugar con sus
hijos, donde la mamá pueda tener tiempo para jugar con sus hijos y eso lo van a
lograr dialogando, negociando, perdiendo para que ganen todos.
Los invito a soñar el México que sus hijos se
merecen; el México donde no haya personas de primera segunda o de cuarta, sino
el México que sabe reconocer en el otro la dignidad de hijo de Dios. Y que la
Guadalupana, que se manifestó a San Juan Diego, y reveló cómo los aparentemente
dejados de lado eran sus testigos privilegiados, los ayude a todos. Tengan la
profesión que tengan, tengan el trabajo que tengan, a todos. En esta tarea de
diálogo, confrontación y encuentro. Gracias.
*Gustavo
Antonio Rangel
Periodista
Católico de la Diócesis de Teotihuacán.
- Es
Investigador especializado en Neopersecución de Sacerdotes en México, de 2006 a
la fecha.
- Desde
2009, Coordina la Unidad de Investigación del Centro Católico Multimedial C.C.M.
- Ha
ganado el Premio Nacional de Periodismo Católico 2008.
- Ha sido
Profesor de los Talleres de Radio y Televisión de la Universidad Salesiana de
México.
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